Emprende con vista al mar: lo que Valparaíso enseña sobre ventas, reputación y redes

Por Boris Martínez, CEO Talento Futuro y DBOX Radio. Mentor de la Red de Mentores 3IE-USM. https://redmentores.3ie.cl/mentores_mentoras/boris-martinez/
Emprender en la Región de Valparaíso es como navegar en una bahía de aguas cambiantes o trepar por los cerros con vista al horizonte: hermoso, desafiante y lleno de lecciones invisibles. Entre murales, nieblas costeras y calles que se enredan como nuestras propias dudas, hay tres claves que como emprendedor deberías tener claras si quieres llegar a buen puerto.
La primera es tu capital social. Es como ese viejo faro del puerto: quizás no lo mires a diario, pero sin él, difícilmente sabrás dónde estás parado cuando caiga la neblina. Tus redes —amigos, colegas, vecinos, ex jefes, mentores— son quienes te alumbran el camino cuando el viento arrecia. Las redes que tejemos con personas, organizaciones y comunidades no solo son apoyo moral: son fuente inagotable de valor. Te abren puertas, te presentan clientes, te dan feedback real. Son ellas las que muchas veces te ayudan a sobrevivir antes del primer ingreso. Son el muelle donde tu idea puede amarrar antes de zarpar. No subestimes el valor de una conversación o una charla con café: de allí nacen oportunidades reales. Pero hay que ir más allá, hay que construir una agenda con tus relaciones claves, incluye también a los pares improbables. Desarrollar redes es parte de la estrategia y debes tratarlo con la seriedad que necesita.
Luego llega el momento de poner el bote en el agua: la validación comercial. No basta con soñar la ruta: hay que probar si la embarcación flota. Validar es enfrentarse al mar real, con sus olas y corrientes: ¿hay alguien que quiera lo que ofreces?, ¿paga por ello?, ¿repite? Porque aquí está el punto crucial: no se trata solo de lograr una venta, como quien tira la red y saca un pez suelto. Validar de verdad es comprobar que puedes vender sostenidamente, que el cliente vuelve, recomienda, confía. Una vez que el bote flota y avanza, debes entrenarte para remar todos los días. Porque sin ventas recurrentes, lo tuyo es solo una excursión de domingo, no una travesía seria. Vender no es solo convencer, es sostener. Y eso se entrena como escalar los cerros porteños: paso a paso, con paciencia, sin perder el aliento. No necesitas ser carismático ni extrovertido. Necesitas foco, constancia y capacidad de escuchar.
Pero la travesía llegará tan lejos como tu capital reputacional. En nuestra región y ecosistema, todo se sabe. Si prometes y no cumples, el cerro que subiste en meses lo puedes bajar en un solo traspié. Ser confiable es más valioso que tener la mejor tecnología. Si entregas cuando dijiste, si respondes cuando algo falla, si tratas bien —incluso al cliente difícil— construyes algo más fuerte que una venta: construyes confianza. Y en una ciudad hecha de redes humanas, eso es una de las cosas más relevantes. Al igual que las anteriores claves, es fundamental entrenarse, en gestión al cliente y agudeza para detectar brechas, en negociación y en comunicación efectiva.
Aquí, donde el mar y los cerros nos enseñan humildad, el emprendimiento es aprender a navegar en comunidad, validar en aguas reales, vender siempre y con honestidad para subir la cuesta de la confianza todos los días.
Fuente: La Quinta Emprende




